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miércoles, 13 de noviembre de 2019

Sobre las comparaciones.

Me gustaría empezar diciendo que muchas cosas y situaciones no son lo que yo quiero que sean. 
Llevo un año y medio preocupándome excesivamente por momentos que no puedo controlar y es una tontería, porque el sufrimiento es enorme pero las soluciones son concretas, puedo ver las respuestas con facilidad y aún así elijo frustrarme a cada instante. 
No pretendo escribir con sentido porque no me siento lógica en este momento. Y está bien. Está muy bien reconocer mis emociones, está bien habitar el enojo un rato, habitar la desesperación, la ansiedad. Solamente que, quisiera hallarle esperanza a mi vida continuamente, abandonar las incertidumbres y las inseguridades que tanto me lastiman. 

Está bien sentirse indefenso, sentir que hay cosas, personas, ideas más grandes que uno. Pero, ¿todo el tiempo? Qué mierda. Literal. 

Quiero dejar de compararme con la persona a mi lado, y con las que están arriba, abajo, al frente. Quiero dejar de medirme todo el tiempo. Estoy siendo cruel conmigo y no me gusta. 

Por favor, que esto se me quite de encima. Del corazón, de la mente. 
Mis padres me dicen que soy única y eso trato de creer todos los días. No quiero que sea mentira. 

viernes, 13 de septiembre de 2019

Sobre la amargura.

Día perfecto para diluirse. 

Me estoy negando constantemente. Me niego a mi oscuridad, a mi odio, a mi tristeza y mi decepción. Tengo ganas de arrojarme al agua y nadar, de pronto ahogarme un poco porque hay una parte profundísima en mí a la que le gusta tener la atención. Los ojos en mi piel que se enrojece cuando alguien intenta ver a través de ella. 

Me duele mucho el pecho, me duele y quiero salir corriendo de mí. Alejarme. Aunque a veces también quiero abrazarme, decirme que hay refugio incluso en las partes más superficiales de mi cuerpo. Mis órganos están hechos un nudo y estoy segura que estoy empezando a enfermarme cada vez de mi malestar imparable, de mis emociones salvajes. 

Siento las cosas como si todas fueran mías, como si los problemas de otros fueran míos y los míos fueran basura. 

Por favor vida, lléname de tu color, de tu luz. Soy luz que se apaga y tiniebla que crece, se expande, se mueve velozmente. 

Mamá, sé que no me trajiste a esto. Yo no vine de ti para pensar así. Perdóname, te amo. Amo en la forma que puedo a la gente que amo. Y no sé amar de maneras menos tóxicas. 

Papá, yo sé que haces lo que puedes. 

Laura, no mereces sentirte así. No mereces romperte de maneras tan siniestras. Te quiero como puedo, como sé hacerlo, como nadie nunca me enseñó. 

13 de septiembre de 2019.

jueves, 9 de mayo de 2019

Sobre la fe en mí misma.

La vida es un regalo, o al menos eso se escucha y se dice en todas partes. La confianza en uno mismo es vital para ser exitoso, triunfar, no sé, para existir, más bien; sin embargo, me da cagada porque jueputa no creo en mí, no veo nada bueno en mí, no me ayudo, lo que hago es joderme, no sé para donde agarrar o qué inventarme para ser feliz, para crecer, para inspirarme.. en fin. Es algo fuerte y no sé cómo trabajarlo.. y realmente hoy me siento como una semilla que nunca va a florecer.

domingo, 31 de marzo de 2019

Sobre la necesidad de descargar.

Últimamente siento un peso sobre mis hombros y una presión en la espalda bastante grandes. Me doy cuenta de que entre más crezco, más me cuesta soltar.

Quiero sentir que soy capaz y que puedo dar cara a los retos que me ponga la vida. Quiero sentirme poderosa, fuerte, feliz, tranquila, consciente de lo que tengo.
as,dñrmAKNOMDKASPMPE,DVSÑLZKXMFAS
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martes, 12 de febrero de 2019

Escribir me cura.

Nuevamente dando forma al pensamiento y a la tristeza. Me siento en este día como si se me fuera a desplomar la espalda porque siento demasiado peso en mis hombros de 22 años. Soy una mujer joven, no muy alta tampoco baja, más bien gruesa y sin norte. Me esfuerzo locamente en mis relaciones, en mi trabajo y en mi estudio, me esfuerzo y entrego todo. Incluso mi paz, mi tranquilidad, mi tiempo. Voy de un lado para otro y me cuesta mantener el hilo de las cosas, tengo mala memoria o más bien, una atención al detalle bastante reducida. Me gusta la buena música, la música con letras dicientes y palabras exactas; palabras que verbalizan lo que siento cuando es tan abstracto que me cuesta describirlo.

Soy abstracta pero a veces soy muy concreta. Soy un contraste que se odia y nunca se acepta. Siempre quisiera dar más o ser más, hasta tener más. Pero no. Pero no, no, no. Esto soy yo. Una mujer que desde se cortó el pelo ya no quiso peinarse más, una persona que dejó de leer y se puso a trabajar. Trabajar como un ser humano más, en un trabajo normal. Estaba asustada de no ser normal pero hay días en que esta rutina me abruma y me hace querer explotar como si fuera pólvora.

Me falta estructura, yo sé. Me falta fluidez, me faltan tantas cosas. Las quiero todas y las quiero ya. Todo lo que quiero lo quiero al momento. Nunca he disfrutado los procesos, yo soy más de resultados, de cosas que salen sin tanta vaina. Extraño a una Laura que nunca ha existido, a una familia que nunca ha sido como he querido, extraño un amor que jamás he tenido, extraño personas que han desaparecido. Siempre he pensado que mis épocas anteriores son mejores a lo que estoy viviendo actualmente, pero es una mentira, tampoco me gustaría volver atrás.

¿Acaso podría yo ser arte? Ser mi propio arte. Si tan sólo hubiera una profesión donde eso pudiera suceder. Admirarme a mí, respetarme, ser mi propio modelo a seguir.

Harta de compararme con los demás pero haciéndolo constantemente como si fuera un deporte en el que soy profesional.

Extraño, o mejor, qué extraño.

Qué sentimiento tan revelador.